En la Semana del 135° Aniversario de la Asociación Educacionista "LA FRATERNIDAD", reproducimos el discurso de n uestro Confraterno Sergio Alfredo Martinez, como homenaje a nuestra Casa Grande...
DISCURSO CENTENARIO DE "LA FRATERNIDAD"
Dr. Sergio Alfredo Martinez Fraternal 1953 - 1957 |
La muy entrerriana y gloriosa Concepción del
Uruguay ha visto de pronto poblarse sus calles de viejos conocidos llegados de
distintos puntos del país. Viejos conocidos que retornan con el rostro cambiado
por los años, pero con el mismo espíritu fraterno que forjaron durante su
adolescencia. Han escuchado las campanadas anunciando el centenario de La Fraternidad , y han
acudido con premura a festejar jubilosos la celebración del primer siglo de
existencia.-
¡Y cuánta emoción y afecto encierra cada
abrazo que signa el reencuentro de los fraternales! Nadie debería decir que no
se trata de un reencuentro de hermanos; no solo porque así lo denotan esas
muestras de entrañable aprecio, sino también porque así aprendieron a sentirlo
en esta escuela de amor al prójimo, que es la Fraternidad.-
Y así ha sido desde un comienzo, porque sus
hijos, los fraternales, no hicieron otra cosa que atesorar para sí y para la
posteridad los propósitos que animaran a sus brillantes fundadores: socorrer a
los compañeros desvalidos de fortuna, ser solidarios en el dolor y en la
adversidad, obrar sin egoísmos ni mezquindades y, en fin, no encontrar “mayor
satisfacción interior que la de arrostrarlo todo por quien piensa y vive a su
lado como otro hermano”.-
Y esta magnífica obra lleva ese nombre tan
acertadamente elegido, llena también de justificado orgullo a esta querida
ciudad, como que es también su obra; porque no podemos olvidar que sin su
infinita generosidad, sin su inclaudicable aporte, la idea de aquellos
fundadores no habría pasado de ser una quimera. ¡Qué feliz coincidencia se dio
aquel 14 de Mayo de 1877! El ideal vigoroso y entusiasta de aquella juventud
que después habría de integrar la llamada generación del 80, encontró
comprensión y cálida acogida en el vecindario de Concepción del Uruguay, que se
sumó a esa muchachada heroica y les brindó el albergue necesario para que su
histórico colegio pudiese continuar impartiéndoles saber.-
Este gesto no debiera olvidarse y tendría que
figurar en la historia con letras tan grandes como los trascendentes hechos de
armas, porque el ejemplo que entraña la significación que ha tenido para el
país, para la cultura de sus provincias, en su mayoría desprovistas -en ese
ayer- de establecimientos de enseñanza secundaria, reviste tanta o más
importancia que muchos de los combates que destacan nuestros historiadores.
Hagamos, entonces, justicia y tributemos en este instante solemne del
Centenario, el justiciero reconocimiento que se merece la noble ciudad de
Concepción del Uruguay.-
¡Fraternales! Nuestra querida casa inicia ya
su segundo siglo de vida. Si contemplamos la realidad que la circunda y nos
circunda, no pasarán desapercibidos los riesgos que amenazan su supervivencia.
De la romántica sociedad de sus primeros años no quedan más cosas que jirones y
recuerdos. Hay un nuevo mundo, debemos reconocerlo; incluso, sin disimular
nuestras preferencias por el que se ha ido y aunque arrasen las lágrimas
nuestros ojos.-
Y dentro de ese mundo, de cambios vertiginosos
e inauditos, debemos mancomunar nuestros esfuerzos para salvar la esencia de la La Fraternidad , su esencia
formativa de hombres, bregando porque se adapten sus estructuras y organización
a los requerimientos de la hora presente, de tal manera que concite –como ayer-
el interés de los padres y la atracción de los jóvenes por poblar sus
claustros. Atracción e interés que han de ir necesariamente impregnados de
contenido ético para que –valiéndome de la elegante prosa de Ernesto Maxit- “la
modestia viril y la ambición justiciera, la pobreza honrosa y la nobleza de
espíritu” prosigan anidando en sus galerías y derramándose en acciones de
hombría de bien.-
Subsiste por eso la necesidad de La Fraternidad , no como
mero albergue de estudiantes venidos de lugares carentes de infraestructura
educativa, sino como instituto modelo, filantrópico, laico, apolítico, de
enseñanza igualitaria, forjador de jóvenes útiles, física y moralmente sanos.
Porque si hoy -felizmente- los establecimientos de enseñanza secundaria hállanse
diseminados en todo el país, La
Fraternidad , al servicio del estudiante “indigente de fortuna
pero rico de espíritu”, con sus atributos tan caros a la formación de los
adolescentes, prosigue siendo única.-
Los Fraternales de Formosa, lejana Provincia
que tanto favor recibiera de esta centenaria Casa, interpretan así que la
alternativa de revitalizar La
Fraternidad es lo que corresponde. Cómo hacerlo, forma parte
del desafío histórico que, en la práctica nos formula esta querida Casa a sus
Directivos y a sus ex-internos.-
No ignoramos las dificultades con que habrá
de tropezar esta empresa, en especial las provenientes de las complejidades de
los tiempos que vivimos, pero pensamos que es posible, aleccionados por el
ejemplo de aquella incomparable generación de los fundadores, a los que
rendimos emocionado homenaje. Porque si ayer, de la nada pudieron construir
esta Fraternidad que con toda precisión y belleza se definiera como un “sueño
de niños, realidad de gigantes”, hoy, a 100 años de ese ayer, con un importante
patrimonio y con el incondicional apoyo al que estamos obligados los
fraternales, no podríamos menos que intentar modernizarla y elevarla a la
consagración del país, con sus luces remozadas para iluminar una nueva época.-
Al descubrir esta placa, los fraternales
residentes en la Provincia
de >Formosa, hemos querido testimoniar la inmensa gratitud que su obra nos
despierta. Como lo simboliza este bronce, el cariño que le profesamos está
arraigado en nuestros corazones que se confunden con el corazón de la Provincia , de la que
traemos su adhesión. Sea ésta una demostración de homenaje que le tributamos y
que no termina aquí, sino que compromete nuestra desinteresada colaboración
para bregar por su engrandecimiento y sus ideales.-
14-05-1977
Fraternal
Dr. Sergio Alfredo Martínez
Ex Ministro del Superior Tribunal de Formosa
Ex Presidente del Colegio de Abogados de
Formosa
Agradecemos al Dr. Víctor René Martinez el envío del discurso transcripto.
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