Primera Parte
"....Por los años 1855 a 57, procedente de Bolivia, llegó a Tucumán el Maestro Rocha con la fama popular en aquella época, de todo cuanto venía de esa república y del Perú, consideradas más adelantadas que la Argentina, en todo sentido. El maestro Rocha fundó su escuela particular en una casa, con la puerta de la calle que daba a un patio, situada casi al frente al templo de Santo Domingo.
Como novedad podría anotarse el método para aprender a escribir, que consistía en ejercitarse previamente en hacer los rasgos "básicos" de la forma de la letra inglesa. Y la otra novedad para las correcciones disciplinarias, la de separar en "dos bandos" a los discípulos: el de San Agustín uno, y "Santo Tomás" el otro, al objeto de establecer la rivalidad y la "delación" entre los alumnos de uno y otro bando. Además, agregaba a la palmeta el látigo para la disciplina...
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Siempre he mantenido el remordimiento de esa acusación, a lo que se agregó en mí, el recuerdo cuando años después presencié en el Colegio del Uruguay una reconvención del rector Larroque, al alumno Julio Pedernera, hijo del Vicepresidente de la Confederación. Pasaba yo por el centro del patio del colegio dirigiéndome al salón de estudio, en el momento en que Pedernera lloraba; se quejó ante Larroque, por una ligera trompada o insulto recibido del alumno Berazategui. Larroque impuso a éste el castigo usado siempre, de copiar 5 ó 10 veces el verbo aplicado al hecho de la falta. Y n seguida le dijo a Pedernera: "Nunca delate usted a sus compañeros, yo tengo los medios de averiguar las faltas para corregirlas. No le impongo castigo a usted como dispone el reglamento porque no ha tenido usted ocasión de haber oído su lectura, por ser un alumno recién ingresado"
¡Qué diferencia con las escuelas!
En los 6 años que he estado yo en el Colegio del Uruguay", no he conocido una sola delación, tal era el compañerismo fraterno bajo la enseñanza moral del sabio Larroque, colaborador en el reglamento del colegio, cuyo artículo 41: "la delación que corrompe y degrada lo que tiene de más bello el corazón humano, nunca constituirá la base del sistema penal del Colegio del Uruguay ¡al contrario, será rechazada y castigada severamente!"
El art. 42 siguiente agrega: "la delación no debe confundirse con el franco y leal testimonio a que debe prestarse el alumno, desde luego, que ha sido testigo de un hecho que afecta a la moralidad y crédito del establecimiento, ese testimonio, lejos de un delito, es un verdadero deber, sobre todo cuando es requerido por el Rector o Vice-Director"
("Del Tiempo Viejo", Luís F. Aráoz, de Tucumán, alumno interno del Colegio del Uruguay 1857-1863)
Fray Mocho |
(El Colegio del Uruguay y La Fraternidad, Héctor César Izaguirre, Dunken, 2007)
Próxima entrega: Segunda Parte y Epílogo
Internos de "La Fraternidad" |
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