En el Día de la Poesía, que mejor que éste poema de Jorge E. Martí en memoria de Florencio López...
"Voy dibujando en nuestros viejos mármoles
aquellos rostros de la adolescencia,
los nombres de otras tardes
y la alegría de una voz inédita
-con forma de ola y expresión de pájaro-
perdidos en la ausencia
de aquella clara y dulce geografía
de la amistad en flor y la pureza.
Siento que el tiempo alejó la dicha
de tantos buenos compañeros que eran
una luz de jilgueros en el rubio
país de la inocencia.
Apenas puedo descifrar memorias
que se me desvanecen en anécdotas
y recordar las horas del gimnasio
con su jacarandá de primavera
o las largas vigilias
de aquella cariñosa biblioteca
en cuyos libros marginé esperanzas
y hasta atreví la gracia de un poema.
Voy desandando un limpio territorio
de calles conocidas y en la niebla,
buscando el eco de mis pasos niños
por unas galerías sin espera,
sabedoras de afables travesuras
que no conocen cuenta.
Solo tu nombre me devuelve el tiempo,
Florencio López de la mano abierta
y el entusiasmo azul de algunos sueños
de fraternal frecuencia.
Jorge Martí (primer plano) y Fraternales en Concepción del Uruguay |
¿Que cómo fué? ¿Por donde hallé la hondura
de tu fraternidad y de tu siembra?
¡Ocurrió un día de hace tantos años!
Para evocarlo la emoción me acerca
su paisaje efectivo de recuerdos
abandonados ya no sé en qué puertas.
Yo era un rostro de asombros
en el descubrimiento de otras tierras
maravillosamente acariciadas
por misteriosas formas de sorpresa.
Tenía la costumbre
de ir en las noches a mirar estrellas
por los lados del puerto,
donde el río contaba sus leyendas,
pues ya la luna se me desleía
en la pluma aromada de promesas.
De allá, sobre el perfil de esas an danzas,
me llega tu presencia,
tu faz morena dándose en sonrisas
y tu amistad en toda permanencia.
Eras como el mayor de los hermanos,
el fraternal maduro de experiencia
y de bondad, que así nos iniciabas
en el secreto de las cosas nuevas.
Con tu guitarra de las serenatas
mi mocedad fue de las lunas llenas
y el sabor guaraní de tus palabras
puso en mi adolescencia
el aire provinciano de las polcas
y la dulzura de las guainas frescas.
La nostalgia me acuña sus monedas
en metal de recuerdos que se pueblan
de voces que yo supe, de otros días
con golondrinas y la azul tarea
de una campana amapolada y simple
que aún por los ayeres nos congrega.
El tiempo púro de los quince años
viene en tu nombre: recorrer veredas
donde había muchachas de mi sangre
que se asomaban a la primavera;
compartir la ilusión de algún secreto
con el amigo de la cara buena
o salir rumbo de la Salamanca
con el mate aprontado y la caldera
donde grabó iniciales
aquel muchacho que no tuvo fechas;
o bien, y eso es más tuyo,
embanderar de chécales la gesta
de Estudiantil, que tiene tu memoria
y la sangre entusiasta te navega.
La dicha fraternal viene en tu nombre,
Florencio López de la mano abierta..."
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