NOTICIOSO FRATERNAL ("Chécale" mayo 1954)

"La Casa Fraternal, como ayer y como siempre, alberga -recorriendo distancias- a los hijos de varias provincias y territorios. En este año contamos en "La Fraternidad" con 128 fraternales.
Priman, como siempre, los entrerrianos, que ahora suman 56. El resto se reparte así: 27 formoseños, 16 correntinos, 13 chaqueños, 12 misioneros, 2 porteños, un cordobés, 1 sanjuanino.
Es de notar que la variabilidad de los lugares de procedencia de los internos en los distintos años, ya que en épocas anteriores han venido también de las Repúblicas Oriental del Uruguay, paraguay, Brasil, Chile y Bolivia, y de las provincias y territorios argentinos de Santiago del Estero, Salta, Santa Fé, Tucumán, Chubut, La Rioja, Mendoza, etc.
Están habilitados, como otros años, 10 dormitorios, todos en la planta alta de la casa. cada dormitorio está al cuidado de un Celador, elegido entre los internos de 5to año.
La mayoría de los fraternales son alumnos del Histórico Colegio del Uruguay, estando inscriptos 7 en la Escuela Normal y 4 en la Escuela Técnica Industrial de la Nación.
Quedó inaugurado, como adelantáramos, el 14 de mayo último y en nuestro gimnasio, el bronce de Doña Anita, obra del gran escultor Horacio Juárez.
Se anuncia para fecha próxima, la proyectada "Antología de Poetas Fraternales", selecionada y dirigida por Jorge Enrique Martí. la misma incluirá poemas de numerosos autores confraternos, desde Martiniano Leguizamón a nuestros días.
Los ex internos radicados en Paraná continuaron este año con el sostenimiento de un becario, en este caso el compañero Juan Manuel Altamirano, que a no dudarlo sabrá hacer honor a tanto esfuerzo. También la Asociación de Corrientes tiene un becario, desde hace tres años, siendo beneficiario de la beca el confraterno Juan Carlos Silva, excelente alumno y compañero."

Artículo publicado en "CHÉCALE", nº 12, del 31 de mayo de 1954.
Cada vez que recorremos nuestro archivo, a la luz de los postulados fundacionales de "La Fraternidad", y prevenidos de cualquier atisbo de miopía intelectual, nos sentimos obligados a rescatar y revalorizar la misión de la Casa Grande.
La realidad social de la provincia y de la región exponen crudamente los fundamentos, que no es necesario subrayarlos. La propia historia nos compromete, a los fraternales, a la sociedad, autoridades políticas y circunstanciales directivos de La Fraternidad.