Reproducimos este fragmento del cuaderno N° 2 "Las escuelas donadas por Belgrano y su reglamento", de Humberto A. Mandrelli, publicado por el Insituto Belgraniano Central de la República Argentina, Convento de Santo Domingo, Defensa 422 - Buenos Aires - 1974
Belgrano pertenece a la primera época de la educación argentina y su acción en la historia del quehacer educativo es de gran trascendencia. Fue un visionario que se anticipó a su tiempo y a muchos que lo siguieron como
Rivadavia y Sarmiento.
La Revoluci6n de Mayo tiene su expresión educativa en el insigne creador
de la Bandera de la Patria.
Tuvo fe en la causa de la instrucci6n popular y pensaba que ella era la
palanca necesaria para preparar grupos de hombres que dirigiría al país, y
se lograría mediante ella una masa ilustrada para el ejercicio y defensa de
las instituciones republicanas.
Tenía alma de educador, pues de todas sus múltiples virtudes sobresale el
don de difundir el saber, de exponerlo convincentemente y de persuadir.
Belgrano hablaba de la educaci6n con ternura de maestro.
Era partidario de que las escuelas de primeras letras se costearan con los
bienes de los cabildos, que sus beneficios debían extenderse a la campaña,
tan alejada de la mano de Dios, en la fundaci6n y funcionamiento de
establecimientos adecuados.
Antes que héroe, no pocas veces silencioso y sacrificado de muchas jornadas
de la Patria, es un predicador y realizador sin desmayo del ideal de la
educaci6n. Su pasi6n educativa en él, maestro de virtudes, abnegación y
patriotismo, es tan imperativa, tan absorbente, que aun ganando batallas 0
perdiéndolas, siempre encuentra tiempo para realizaciones educativas. La
Revoluci6n de Mayo recogió sus aspiraciones y las hizo suyas.
Por ello el mejor homenaje a su persona, y al héroe, que ya tiene sitial de
inmortalidad, seria materializar su sueño recordando aquel pensamiento muy
suyo: fundar escuelas es sembrar en las almas.
En la Ciudadela de Tucumán estableci6 una escuela para sus soldados,
logrando que 500 de ellos aprendieran a leer y escribir, que además de dejar
atónitos a muchos, le hacia decir a Belgrano: "Estoy lleno de gozo al ver a
nuestros paisanos aprender con tanta facilidad, lo que antes nos costaba
años.
¡Ojala! que esto sirva de ejemplo a nuestros pueblos. No hay otro medio de
sacarlos de la barbarie".
Toda su vida fue una entrega sin reservas a la gran pasión de formar un
pueblo instruido, de allí que todas las escuelas de primeras letras de la
Patria deberían tener grabadas en sus frontispicios estas palabras como
perpetuo homenaje:
Rivadavia y Sarmiento.
La Revoluci6n de Mayo tiene su expresión educativa en el insigne creador
de la Bandera de la Patria.
Tuvo fe en la causa de la instrucci6n popular y pensaba que ella era la
palanca necesaria para preparar grupos de hombres que dirigiría al país, y
se lograría mediante ella una masa ilustrada para el ejercicio y defensa de
las instituciones republicanas.
Tenía alma de educador, pues de todas sus múltiples virtudes sobresale el
don de difundir el saber, de exponerlo convincentemente y de persuadir.
Belgrano hablaba de la educaci6n con ternura de maestro.
Era partidario de que las escuelas de primeras letras se costearan con los
bienes de los cabildos, que sus beneficios debían extenderse a la campaña,
tan alejada de la mano de Dios, en la fundaci6n y funcionamiento de
establecimientos adecuados.
Antes que héroe, no pocas veces silencioso y sacrificado de muchas jornadas
de la Patria, es un predicador y realizador sin desmayo del ideal de la
educaci6n. Su pasi6n educativa en él, maestro de virtudes, abnegación y
patriotismo, es tan imperativa, tan absorbente, que aun ganando batallas 0
perdiéndolas, siempre encuentra tiempo para realizaciones educativas. La
Revoluci6n de Mayo recogió sus aspiraciones y las hizo suyas.
Por ello el mejor homenaje a su persona, y al héroe, que ya tiene sitial de
inmortalidad, seria materializar su sueño recordando aquel pensamiento muy
suyo: fundar escuelas es sembrar en las almas.
En la Ciudadela de Tucumán estableci6 una escuela para sus soldados,
logrando que 500 de ellos aprendieran a leer y escribir, que además de dejar
atónitos a muchos, le hacia decir a Belgrano: "Estoy lleno de gozo al ver a
nuestros paisanos aprender con tanta facilidad, lo que antes nos costaba
años.
¡Ojala! que esto sirva de ejemplo a nuestros pueblos. No hay otro medio de
sacarlos de la barbarie".
Toda su vida fue una entrega sin reservas a la gran pasión de formar un
pueblo instruido, de allí que todas las escuelas de primeras letras de la
Patria deberían tener grabadas en sus frontispicios estas palabras como
perpetuo homenaje:
Manuel Belgrano padre de la instrucción popular
argentina.
argentina.
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