Hoy -los FRATERNALES del Centro Maxit- rendimos homenaje a la ciudad de Concepción del Uruguay, cuna de "LA FRATERNIDAD", adonde sucesivas generaciones de estudiantes llegaron procedentes de remotos lugares para vivir los mejores años de su vida en la "Casa Grande", "Hija del Histórico" (Antonio Sagarna).
Como hijos adoptivos de ésta histórica ciudad, le decimos ¡FELIZ ANIVERSARIO!!!, renovando nuestro afecto y gratitud
Historia de Concepcion del Uruguay, por Hugo Urquiza Almandoz
Concepcion del Uruguay se halla ubicada en la provincia de Entre Ríos, República Argentina. Tierra de Urquiza y de Ramírez, ciudad del Pronunciamiento libertario contra Rosas, y protagonista de tantos otros hechos históricos de singular repercusión en el orden regional y nacional, fue fundada el 25 de junio de 1783 por don Tomás de Rocamora.
Pero además de aquellos arquetipos, también nacieron en ella y en sus campos aledaños, hombres como Manuel Antonio Urdinarrain , Apolinario Almada, Miguel Jerónimo Galarza, Ricardo José López Jordán, Lucas y Gregorio Píriz, quienes brillaron con luz propia en el ámbito provincial, y otros como Lavín y Espino, cuyos nombres se desdibujan entre las brumas del pasado.
El esfuerzo de todos los días, vivificado por las brisas del río cercano, fue colocando a la villa en una posición de privilegio, a tal punto que las autoridades españolas la designaron sede de la Comandancia General de los Partidos de Entre Ríos. Años más tarde, por 1805, la villa presentaba los signos de su progreso, reflejado en un documento que el Cabildo enviara al Rey Carlos IV.
Producida la Revolución de Mayo, el Cabildo de Concepcion del Uruguay fue uno de los primeros en disponer su reconocimiento a la Junta Superior Gubernativa surgida en Buenos Aires a raíz de aquel acontecimiento.La villa supo por aquellos tiempos de presencias ilustres: Belgrano, Artigas, Rondeau, Alvear, Balcarce... En 1814, por decreto del entonces Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, don Gervasio Antonio de Posadas, fue designada capital de la flamante provincia de Entre Ríos, creada en virtud del mismo decreto.
Un año después se convirtió en sede del Congreso de Oriente -o del Arroyo de la China, como también se lo conoce- convocado por Artigas para reunir a los representantes de las provincias que integraban la Liga de los Pueblos Libres.
El ideal federalista sustentado por el jefe oriental prendió rápidamente en el pueblo entrerriano, y uno de los hijos dilectos de Concepcion del Uruguay -Francisco Ramírez- fue quien lo enarboló en las puntas de las tacuaras de sus montoneras gauchas.
En 1826, por disposición de una ley del Congreso Provincial, la villa fue elevada a la categoría de ciudad. Cuando años después, el general Urquiza llegó al gobierno de la provincia, se preocupó por dotarla de importantes edificios: Colegio del Uruguay, el templo de la Inmaculada Concepcion, la Escuela Normal, su propia residencia particular frente a la Plaza Ramírez, convertida en edificio de Correos desde fines del siglo XIX, etc.
Al poco tiempo de su fundación (1849), la fama del Colegio del Uruguay, que hoy lleva el nombre del prócer, trascendió los límites de la provincia y se extendió por toda la nación y repúblicas vecinas. De sus aulas egresaron hombres notables que se destacaron en el campo de la política, las artes, las letras y las ciencias.
El 1º de mayo de 1851, la ciudad fue escenario de un trascendente acontecimiento: el famoso "Pronunciamiento" de Urquiza contra Rosas, que abrió, sin duda, el camino hacia la tan ansiada organización nacional. Al constituirse los poderes nacionales de acuerdo con la Constitución de 1853, Justo José de Urquiza fue elegido presidente de la Confederación Argentina. Por supuesto que la senda que habría de conducir a la Constitución y a la organización federal no estuvo libre de escollos.
En noviembre de 1852, Entre Ríos debió soportar una invasión ordenada desde Buenos Aires, con el objeto de impedir la realización del Congreso Constituyente, que por esos días debía reunirse en Santa Fe. Concepcion del Uruguay fue un punto clave en esa lucha, y sus hombres y mujeres, luchando denodadamente, consiguieron rechazar la invasión y frustrar, así, aquel intento signado por el centralismo y la prepotencia.
Durante muchos años, mientras el general Urquiza fue figura protagónica de la historia nacional, el meridiano político del país pasó por Concepcion del Uruguay. Pero esta condición privilegiada finalizo al producirse el asesinato del gobernador entrerriano en su cercana residencia de San José, el 11 de abril de 1870. Sus restos descansan en la basílica de la Inmaculada Concepcion, que el mismo Urquiza mandara a construir, siendo presidente de la Confederación Argentina.
En 1860, la Convención provincial había sancionado la Constitución entrerriana, en virtud de la cual Concepcion del Uruguay fue reinstalada en el rango de capital de la provincia. Esta situación se mantuvo por veintitrés años, hasta que en 1883, de acuerdo con lo dispuesto por la Constitución sancionada ese año, se determino el traslado de la capital a Paraná.
Muchos fueron los perjuicios sufridos por la ciudad descapitalizada. Pero el esfuerzo tesonero de sus habitantes posibilitó la recuperación. Sin duda que mucho contribuyó a ella la actividad de su nuevo puerto ultramar, terminado de construir en 1887, para cuya inauguración se recibió la visita del entonces presidente de la República, doctor Miguel Juárez Celman.
Transcurridas las primeras décadas del siglo XX, en que el puerto y la aduana de Concepcion del Uruguay estuvieron entre los más importantes del país, diversos factores influyeron para hacer notorio el decaimiento de la actividad portuaria. La ciudad quietó su ritmo, conservando en cambio otras de las facetas que hundía sus raíces en el siglo XIX: su intensa actividad educativa y cultural, desarrollada a través de establecimientos primarios, secundarios, técnicos, terciarios, universitarios, y de numerosas y fecundas instituciones privadas, algunas más que centenarias.
Pero además de aquellos arquetipos, también nacieron en ella y en sus campos aledaños, hombres como Manuel Antonio Urdinarrain , Apolinario Almada, Miguel Jerónimo Galarza, Ricardo José López Jordán, Lucas y Gregorio Píriz, quienes brillaron con luz propia en el ámbito provincial, y otros como Lavín y Espino, cuyos nombres se desdibujan entre las brumas del pasado.
El esfuerzo de todos los días, vivificado por las brisas del río cercano, fue colocando a la villa en una posición de privilegio, a tal punto que las autoridades españolas la designaron sede de la Comandancia General de los Partidos de Entre Ríos. Años más tarde, por 1805, la villa presentaba los signos de su progreso, reflejado en un documento que el Cabildo enviara al Rey Carlos IV.
Producida la Revolución de Mayo, el Cabildo de Concepcion del Uruguay fue uno de los primeros en disponer su reconocimiento a la Junta Superior Gubernativa surgida en Buenos Aires a raíz de aquel acontecimiento.La villa supo por aquellos tiempos de presencias ilustres: Belgrano, Artigas, Rondeau, Alvear, Balcarce... En 1814, por decreto del entonces Director Supremo de las Provincias Unidas del Río de la Plata, don Gervasio Antonio de Posadas, fue designada capital de la flamante provincia de Entre Ríos, creada en virtud del mismo decreto.
Un año después se convirtió en sede del Congreso de Oriente -o del Arroyo de la China, como también se lo conoce- convocado por Artigas para reunir a los representantes de las provincias que integraban la Liga de los Pueblos Libres.
El ideal federalista sustentado por el jefe oriental prendió rápidamente en el pueblo entrerriano, y uno de los hijos dilectos de Concepcion del Uruguay -Francisco Ramírez- fue quien lo enarboló en las puntas de las tacuaras de sus montoneras gauchas.
En 1826, por disposición de una ley del Congreso Provincial, la villa fue elevada a la categoría de ciudad. Cuando años después, el general Urquiza llegó al gobierno de la provincia, se preocupó por dotarla de importantes edificios: Colegio del Uruguay, el templo de la Inmaculada Concepcion, la Escuela Normal, su propia residencia particular frente a la Plaza Ramírez, convertida en edificio de Correos desde fines del siglo XIX, etc.
Al poco tiempo de su fundación (1849), la fama del Colegio del Uruguay, que hoy lleva el nombre del prócer, trascendió los límites de la provincia y se extendió por toda la nación y repúblicas vecinas. De sus aulas egresaron hombres notables que se destacaron en el campo de la política, las artes, las letras y las ciencias.
El 1º de mayo de 1851, la ciudad fue escenario de un trascendente acontecimiento: el famoso "Pronunciamiento" de Urquiza contra Rosas, que abrió, sin duda, el camino hacia la tan ansiada organización nacional. Al constituirse los poderes nacionales de acuerdo con la Constitución de 1853, Justo José de Urquiza fue elegido presidente de la Confederación Argentina. Por supuesto que la senda que habría de conducir a la Constitución y a la organización federal no estuvo libre de escollos.
En noviembre de 1852, Entre Ríos debió soportar una invasión ordenada desde Buenos Aires, con el objeto de impedir la realización del Congreso Constituyente, que por esos días debía reunirse en Santa Fe. Concepcion del Uruguay fue un punto clave en esa lucha, y sus hombres y mujeres, luchando denodadamente, consiguieron rechazar la invasión y frustrar, así, aquel intento signado por el centralismo y la prepotencia.
Durante muchos años, mientras el general Urquiza fue figura protagónica de la historia nacional, el meridiano político del país pasó por Concepcion del Uruguay. Pero esta condición privilegiada finalizo al producirse el asesinato del gobernador entrerriano en su cercana residencia de San José, el 11 de abril de 1870. Sus restos descansan en la basílica de la Inmaculada Concepcion, que el mismo Urquiza mandara a construir, siendo presidente de la Confederación Argentina.
En 1860, la Convención provincial había sancionado la Constitución entrerriana, en virtud de la cual Concepcion del Uruguay fue reinstalada en el rango de capital de la provincia. Esta situación se mantuvo por veintitrés años, hasta que en 1883, de acuerdo con lo dispuesto por la Constitución sancionada ese año, se determino el traslado de la capital a Paraná.
Muchos fueron los perjuicios sufridos por la ciudad descapitalizada. Pero el esfuerzo tesonero de sus habitantes posibilitó la recuperación. Sin duda que mucho contribuyó a ella la actividad de su nuevo puerto ultramar, terminado de construir en 1887, para cuya inauguración se recibió la visita del entonces presidente de la República, doctor Miguel Juárez Celman.
Transcurridas las primeras décadas del siglo XX, en que el puerto y la aduana de Concepcion del Uruguay estuvieron entre los más importantes del país, diversos factores influyeron para hacer notorio el decaimiento de la actividad portuaria. La ciudad quietó su ritmo, conservando en cambio otras de las facetas que hundía sus raíces en el siglo XIX: su intensa actividad educativa y cultural, desarrollada a través de establecimientos primarios, secundarios, técnicos, terciarios, universitarios, y de numerosas y fecundas instituciones privadas, algunas más que centenarias.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario