En 1857 ingresa al Colegio del Uruguay el joven tucumano Luis F. Aráoz merced a una beca otorgada por el General Urquiza. Sus anécdotas, vívidas, coloridas y afectuosas, han trascendido a través del tiempo y nos permiten adentrarnos en la formación de los estudiantes internos.
Este joven, en su Tucumán natal, aprendió las primeras letras de un reputado maestro boliviano, que para las correcciones disciplinarias separaba el aula en "dos bandos". El método implicaba "la delación", que con la palmeta y el látigo constituían las herramientas usuales.
Pasados los años, recordaba que en 6 años en el Colegio del Uruguay no conoció una sola delación. "...tal era el compañerismo fraterno bajo la enseñanza moral del sabio Larroque..." Sobre ella, el artículo 41 del Reglamento del Colegio decía "La delación, que corrompe y degrada lo que tiene de mas bello el corazón humano, nunca constituirá la base del sistema penal del Colegio del Uruguay ¡al contrario, será rechazada y castigada severamente".
El Artículo "La Fraternidad" (por Luis Doello Jurado), publicado en este blog el 29 de enero pasado hace referencia al reglamento de "La Fraternidad" acerca de la delación.
Los "FRATERNALES" nos formamos en esa escuela, que construyó fortalecida nuestra base moral que, como decía el art. 42 del reglamento del Colegio del Uruguay "...la delación no debe confundirse con el franco y leal testimonio a que debe prestarse al alumno, desde luego, que ha sido testigo de un hecho que afecta a la moralidad y crédito del establecimiento..."
Esta es "La Fraternidad" que la sociedad necesita, ésta es "La Fraternidad" que nació en 1877..., escuela del esfuerzo juvenil, de la fraternidad y solidaridad, "...HEREDERA DEL COLEGIO DEL URUGUAY..."
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